NEGLIGENCIAS MEDICAS El SAS indemniza a un menor que perdió un testículo por un diagnóstico tardío
Diario Sur Malaga El Servicio Andaluz de Salud ha abonado 56.000 euros al joven al considerar que se debió identificar más rápido la patología que sufría.
El Servicio Andaluz de Salud ha indemnizado con 56.378 euros a un joven malagueño al considerar que perdió un testículo por un retraso en el diagnóstico de la patología que presentaba. El SAS reconoce que se debió identificar lo más rápido posible la torsión testicular que sufría el paciente y que la demora motivó la intervención quirúrgica y la aparición de secuelas.
Los hechos, que han derivado ahora en esta resolución, se remontan a 2009. El joven, que entonces tenía 16 años, acudió la madrugada del 12 de septiembre al Hospital Clínico por un dolor en el testículo izquierdo que le despertó mientras dormía.
Tras consultar diversa bibliografía, un médico de guardia indicó a los padres del joven que se trataba de una infección de orina y pidió un análisis, según la reclamación de la familia, a la que asiste el abogado Francisco Damián Vázquez, que es letrado de la Asociación del Defensor del Paciente. El facultativo le prescribió un tratamiento con un antibiótico y un analgésico, así como un posterior «seguimiento» por parte de su médico de cabecera.
El dolor solo remitió unas horas. A los tres días, y al ver que no cesaba, acudieron a su centro de salud, donde otro facultativo señaló que, en su opinión, no se trataba de una infección. Al parecer, le recetó un antibiótico más fuerte y le citó una vez que concluyera el tratamiento.
El día 6 de octubre, tres semanas después de la primera visita a urgencias, los padres volvieron al hospital para que su hijo fuese examinado en el servicio de Urología. Una ecografía confirmó las sospechas del especialista. Su diagnóstico, según la reclamación, fue que el testículo estaba infartado. Ya no había tratamiento posible.
La familia acudió a un urólogo particular, quien pidió una nueva prueba que ratificó la existencia de una torsión. Esta patología obedece a anomalías en la suspensión del testículo; partiendo de éstas, puede desencadenarse por varios factores, como ejercicio físico, frío, un golpe o, simplemente, al cruzar las piernas. Requiere una atención inmediata. Pasadas 24 horas desde su aparición, el porcentaje de recuperación es nulo.
Operación
Así, volvieron al servicio de Urología del hospital, donde -según la familia- les indicaron que lo más conveniente era extirparlo y colocar una prótesis. La intervención quirúrgica se llevó a cabo el 4 de febrero de 2010. Pero el caso no acabó ahí. En la primera operación le ocasionaron una quemadura con el bisturí eléctrico. Sufrió una herida y una postilla que más tarde se abrió y dejó a la vista el implante testicular. Tiempo después, tuvo que ser intervenido nuevamente para extraerle la prótesis al producirse rechazo de la misma.
A la vista de esta reclamación, el Servicio de Aseguramiento del SAS observó que había una relación de causalidad entre las asistencias sanitarias cuestionadas y el resultado final, «concluyendo que existió un retraso diagnóstico de la patología que presentaba el paciente que condicionó la evolución de la misma».
El Consejo Consultivo de Andalucía, al que corresponde el dictamen final, estimó parcialmente la reclamación presentada por el joven, que solicitaba 76.917 euros. El SAS apreció un daño causado por el funcionamiento del servicio público al no haber realizado las pruebas necesarias para detectar la patología y calculó la indemnización en 56.378 euros. La familia, a través de su abogado, ha mostrado su conformidad con esta suma, que ya ha sido abonada, dado que se reconoce que hubo retraso en el diagnóstico.
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